El modelo CanMEDS, desarrollado por el Royal College of Physicians and Surgeons of Canada, identifica siete roles fundamentales que todo médico debe desempeñar para brindar una atención de salud integral y de alta calidad. Estos roles son:
Experto Médico: Es el rol central que integra las demás competencias. Implica aplicar conocimientos médicos, habilidades clínicas y valores profesionales para ofrecer una atención centrada en el paciente, segura y efectiva.
Comunicador: Establece relaciones efectivas con pacientes y sus familias, facilitando la obtención y el intercambio de información esencial para una atención adecuada.
Colaborador: Trabaja de manera efectiva con otros profesionales de la salud para proporcionar un cuidado seguro, de alta calidad y centrado en el paciente.
Líder: Participa en la gestión y mejora de los sistemas de salud, asumiendo responsabilidades en la toma de decisiones que afectan la atención médica y la organización de los servicios.
Promotor de la Salud: Aboga por la salud y el bienestar de los pacientes y la comunidad, identificando y abordando factores que afectan la salud a nivel individual y poblacional.
Académico: Demuestra un compromiso con el aprendizaje continuo, la enseñanza a otros, la evaluación crítica de la evidencia y la contribución al avance del conocimiento médico.
Profesional: Adopta una conducta ética y responsable, mostrando integridad, honestidad y compasión en la práctica médica, y asumiendo la responsabilidad de sus acciones y decisiones.
Estos roles buscan garantizar que los médicos no solo posean habilidades clínicas, sino también competencias transversales que les permitan responder de manera integral a las necesidades de los pacientes y la sociedad.
La Accreditation Council for Graduate Medical Education (ACGME) describe seis competencias médicas fundamentales que todo médico residente debe desarrollar durante su formación. Estas competencias son esenciales para garantizar la calidad y seguridad en la práctica clínica. Son las siguientes:
Los médicos deben proporcionar una atención compasiva, apropiada y efectiva para la promoción de la salud, el tratamiento de enfermedades y la mejora de la calidad de vida de los pacientes.
Esto incluye habilidades clínicas, toma de decisiones compartida y enfoque centrado en el paciente.
Se refiere al dominio de los conceptos biomédicos, clínicos y de ciencias sociales y del comportamiento necesarios para diagnosticar y tratar enfermedades.
Implica la integración de estos conocimientos en la práctica médica y la actualización constante.
Los médicos deben demostrar la capacidad de evaluar y mejorar continuamente su desempeño clínico.
Incluye la integración de la evidencia científica en la práctica, la autoevaluación y el uso de herramientas para mejorar los resultados.
Comprende la habilidad de comunicarse de manera efectiva con pacientes, familias y otros profesionales de la salud.
Busca fomentar la colaboración y asegurar la comprensión mutua para optimizar la atención médica.
Requiere compromiso con los principios éticos, responsabilidad profesional, sensibilidad hacia la diversidad y respeto hacia los pacientes, colegas y otros miembros del equipo de salud.
También incluye la capacidad de priorizar las necesidades del paciente sobre las propias.
Se enfoca en la capacidad de entender y responder al contexto del sistema de atención médica.
Implica trabajar en colaboración con otros para mejorar la calidad y la seguridad, y reconocer las limitaciones de los recursos disponibles.
Estas competencias forman la base del entrenamiento médico en los Estados Unidos y son evaluadas durante la residencia para asegurar que los médicos estén preparados para ejercer de manera efectiva y ética.